martes, 5 de julio de 2011

A pesar de hacer las cosas mejor,
las hacès mal.

Sos incapaz de vivir una vida,
moldeada para otros.

No encajàs, ni en tu cuerpo, ni en el suyo,
ni siquiera en este mundo.

¿Para qué abandonaste la idea del suicidio,
allá luego de los primeros dolores?

Permanecer y mutar, dolescer y gemir,
esa es la formula posible.

Siempre soñando con la hermosa putrefacción
(la fuerza y la motivación: Gastar y gastar la vida para que pronto acabe)

martes, 17 de mayo de 2011

de mi superación de vos

En mis sueños te abracé simbióticamente y me despedí para siempre.
En ese instante me volví más hermosa que nunca.



martes, 12 de abril de 2011

en la tierra

Amás sin saber a quien.
Mirás el rio correr tras su cauce desde bien arriba en el cielo.
No participás activamente, solo fluís como lo dicta la naturaleza.
Volás sin definir hacia donde.

Y amás por segunda vez sin saber a quien.
Y mirás otro río correr su cauce desde un poco más arriba.
No querés participar aún, solo te dejás llevar.
Ahora, aunque no lo querías, volás a contraviento.

Y amás a un tercer alguien.
Y el río convertido en pantano te succiona hacia sus entrañas.
No querías acercarte pero su encanto es más fuerte y te rendís.
Siempre hiciste lo posible y finalmente ocurrió, tus alas volaron a contraviento tantas veces que se inutilizaron.
Solo queda el vagar solitario con tus frios pies sobre la tierra.

Eras el viento y tu amor el río
Pero ahora solo podés caminar, como cualquier otro terrestre.

(Malena Umérez. Abril de 2011)

miércoles, 6 de abril de 2011

Mi ecosistema perdido

No quiero más lejos a la gente que quiero. ¿Porqué bifurcar los caminos? Si el cauce es más fuerte cuando el río es abundante en agua. ¿Porque cruzar el charco, llorando a tus raices? Si cuando el arbol no está, ellas se secan de soledad. El río espera a su flora para nutrirla y completar su ecosistema perdido. (Malena Umérez. Abril 2011. Dedicado a todos los grandes amigos que están lejos. Acà va un abrazo)

Tema para musicalizar este escrito:

martes, 15 de marzo de 2011

Ninguno


Fue cuando vivía en el cálido líquido amniótico que se mal forjó su destino.
Sus padres nunca habían tenido poder de decisión, por lo tanto jamás pudieron encontrar un nombre para el niño que iba a nacer. Cada día que pasaba papá y mamá lo llamaban con un nombre diferente: Marcelo, Javier, Martín y así sucesivamente, aun después de nacido el niño. Gustavo, Vicente, Manuel tenía miles de rostros y miles de personalidades también. Un día podía darse al amor, trabajar por los pobres y al siguiente convertirse en un asesino serial o un pedófilo. Nunca nada le duró más de un día, ni una novia, ni una vocación, ni un ideal. Abarcaba todo, y todo era nulo al fin.
Un día una persona que lo conoció y logró entenderlo, encontró su nombre ideal. Lo llamó μηδείς(*) , “Ninguno” para nuestro idioma.

(*)Así se nombró Odiseo a sí mismo en el canto IX, La odisea.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Nereida en su jugo


Ella iba a ser una chica más de ciudad pero cuando nació, algo inesperado ocurrió.

El contacto con el aire gélido del exterior la hizo llorar tanto pero tanto que sus lágrimas se convirtieron en un mar.

La gente a su alrededor no sobrevivió. Ni su madre, ni las enfermeras, ni el obstetra, ni nadie en la ciudad. Así pasó de un útero a otro.

Pero ahora estaba sola.

Ese mar fue entonces su casa, pero también su alimento.

La niña que luego fue joven bebía su propia tragedia.

La tristeza la movía como en una burbuja y la conciencia la paralizaba al instante. Nunca pudo aprender a caminar ya que solo flotaba. Tampoco supo querer porque no tenia a quién. Pero lo peor es que nunca tuvo a nadie que la quiera.

Tenia un canto hermoso pero nunca hubo quién la oyera, entonces sólo cantaba nuevos pesares.

Una sirena no puede vivir en el mundo real.


(Malena Umérez. mediados del 2010)



Tema para musicalizar poema:
David Bowie - Lady Grinning Soul (bowie)






martes, 1 de marzo de 2011

Tengo...


Tengo la sensación de cuando él me dolía,

pero sin llanto;

la presencia de aquellas muertes,

pero sin cuerpos;

el saber de la ternura de las manos amigas,

pero sin sus cuidados;

la conciencia de que amé,

pero temiendo.

Tengo la certeza de que mi vida pasada

se ha perdido en un laberinto.

Y las migas que dejé como rastro para encontrar de vuelta el camino, fueron devoradas por insectos anónimos.


(Malena Umérez. Febrero 2011)