Amás sin saber a quien.
Mirás el rio correr tras su cauce desde bien arriba en el cielo.
No participás activamente, solo fluís como lo dicta la naturaleza.
Volás sin definir hacia donde.
Y amás por segunda vez sin saber a quien.
Y mirás otro río correr su cauce desde un poco más arriba.
No querés participar aún, solo te dejás llevar.
Ahora, aunque no lo querías, volás a contraviento.
Y amás a un tercer alguien.
Y el río convertido en pantano te succiona hacia sus entrañas.
No querías acercarte pero su encanto es más fuerte y te rendís.
Siempre hiciste lo posible y finalmente ocurrió, tus alas volaron a contraviento tantas veces que se inutilizaron.
Solo queda el vagar solitario con tus frios pies sobre la tierra.
Eras el viento y tu amor el río
Pero ahora solo podés caminar, como cualquier otro terrestre.
(Malena Umérez. Abril de 2011)
martes, 12 de abril de 2011
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